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Descubren que el cangrejo de río autóctono es una especie introducida

El cangrejo de río autóctono es una especie introducida

5 Agosto, 2015

Recientemente ha sido publicado en la revista Biological Reviews un estudio multidisciplinar, liderado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que afirma que el hasta ahora conocido como cangrejo autóctono de río (Austropotamobius italicus) es en realidad una especie introducida. Al parecer, el crustáceo fue traído a España por primera vez en tiempos del rey Felipe II, por lo que formaría parte de la fauna de nuestro país desde finales del siglo XVI.

No es la primera vez que se habla del origen no autóctono de nuestro cangrejo. Hace unos años, los primeros estudios genéticos sobre cangrejos de río apuntaban a la similitud génica entre los cangrejos ibéricos y los del noroeste de la península italiana; en contraposición con los cangrejos de Francia, con los que tienen poco en común. Esta discontinuidad geográfica se interpretó como prueba de que el cangrejo de río había sido introducido en España en tiempos históricos recientes. Dicha afirmación provocó cierta polémica y propició el desarrollo de otras investigaciones que hasta ahora no habían sido concluyentes.

En el presente estudio no sólo se ha echado mano de datos genéticos, sino que se ha recopilado e integrado información de varias disciplinas científicas como la ecología, la biogeografía, la arqueología, la paleontología, la farmacología o incluso la lingüística y la cocina. Con ello, se ha llegado a la conclusión de que a lo largo de los siglos XVII y XVIII, los cangrejos de río fueron introducidos en la Meseta Norte y en el Valle del Ebro. A partir de ahí, la expansión de la especie se intensificó mediante numerosas introducciones durante el siglo XIX, continuando durante el XX, hasta ocupar prácticamente todas las zonas calizas de la Península Ibérica.

El hasta ahora cangrejo de río autóctono es un crustáceo decápodo de hasta 120 mm de longitud que puede ocupar ambientes muy diversos; desde cursos de montaña a tramos medios, lagunas, embalses, charcas e incluso canales artificiales. A pesar de ello, en la actualidad está confinado en pequeños y medianos cursos y charcas permanentes en las cabeceras de cuencas con litología carbonatada y aislado del resto de la red fluvial. Fue muy abundante y pescado en grandes cantidades hasta los años 70 del siglo XX, cuando su población sufrió una drástica disminución como consecuencia, principalmente, de la rápida expansión de dos especies exóticas de cangrejos de origen norteamericano: el cangrejo señal (Pacifastacus leniusculus) y el cangrejo rojo (Procambarus clarkii). Ambas especies son reservorios permanentes y transmisores de la afanomicosis, una enfermedad causada por un hongo que provoca mortalidades absolutas entre las poblaciones afectadas del cangrejo autóctono.

A pesar de lo ya conocido sobre los riesgos para las especies y el entorno natural que suponen los organismos invasores, que en algunos casos pueden proliferar y comportarse como auténticas plagas, no es la primera especie introducida en tiempos históricos más o menos recientes que en la actualidad consideramos parte de nuestra fauna. Por citar sólo algunos ejemplos tenemos la gineta, el meloncillo, el muflón o la carpa. Lógicamente, en estos casos, al igual que en el del cangrejo, no se dispone de estudios que reflejen el grado de impacto que supuso la llegada de estas especies a nuestros ecosistemas. Además es de suponer que las colonizaciones de los territorios por parte de estos animales no ocurrirían a la misma velocidad a la que lo hacen las actuales especies exóticas invasoras, favorecidas por la globalización, por lo que quizá sus posibles impactos podrían haber quedado amortiguados.

Aun así, el descubrimiento del carácter foráneo del cangrejo de río autóctono puede tener importantes implicaciones. Esta especie es una de las prioridades en la conservación de la biodiversidad en España, y anualmente se dedican ingentes cantidades de recursos para su cría en cautividad, su posterior liberación y la protección de las poblaciones ya existentes. Por ello, los autores del estudio reflexionan sobre la posibilidad de replantearse la estrategia a adoptar con respecto a este animal; mas teniendo en cuenta que estamos en un país con un elevado grado de degradación de sus medios acuáticos y con un declive generalizado de la fauna fluvial. 

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