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¿Qué pasa en Madrid con la conocida como chinche asesina?

¿Nos debe preocupar la presencia de la llamada chinche asesina en Madrid?

7 Julio, 2021

Ratas gigantes que pueden atacar a personas. Chinches asesinas como nueva especie invasora. Pero, ¿qué está pasando en Madrid? Éstos son algunos titulares que han aparecido en los medios de comunicación en los últimos meses. Noticias que, más que informar, parecen estar destinadas únicamente a aumentar el tráfico y las visitas online, produciendo una alarma innecesaria y desinformación. Si hace unos meses oíamos hablar sobre las ratas gigantes que habían aparecido en Madrid, que simplemente se trataba de ratas negras (Rattus rattus), más pequeñas en tamaño que la rata de alcantarilla (R. norvegicus); ahora parece que los madrileños nos las tenemos que ver con una especie de chinche asesina. ¿Qué hay de verdad en todo esto?

Cuando hablamos en este caso de chinche asesina, nos referimos en concreto a la especie Zelus renardii, un insecto hemíptero heteróptero de la Familia Reduviidae. Efectivamente se trata de una especie invasora, procedente de Norteamérica (norte de México y oeste y suroeste de EEUU), Centroamérica y algunos archipiélagos oceánicos como Hawái o Filipinas. Se ha descrito también en algunos países sudamericanos. En Europa se citó por primera vez en el año 2010, en Grecia. En España se localizó en el año 2012 en Murcia, siendo la segunda observación confirmada de la especie en el continente europeo. El transporte global de mercancías sería la causa principal de su expansión por otras zonas ajenas a su lugar de origen. Como buena especie exótica invasora, ha demostrado una gran capacidad de adaptación, pudiendo prosperar tanto en climas tropicales como más templados. Por ello, ya en 2012, no se descartaba su presencia en otras zonas de la Península Ibérica.

Desde entonces, la chinche parece haberse extendido por toda la costa mediterránea y ha acabado llegando a algunas zonas del interior peninsular como Madrid. ¿Cuál es la clave de su éxito? Entre otros aspectos, esta chinche tiene una alimentación generalista. Es un insecto depredador con un amplio rango de presas, desde otras especies de heterópteros, pasando por pulgones, moscas, abejas, etc.

Z. renardii es, por tanto, una especie de chinche de campo depredadora de insectos, tanto adultos como huevos y larvas, por lo que podría verse incluso como un aliado natural del control de plagas. Nada tiene que ver con las chinches de cama (Cimex lectularius), plaga emergente de las zonas urbanas, ni tan siquiera con las denominadas vinchucas o chinches besuconas (Triatoma infestans). Ambos tipos de insectos sí que se alimentan de la sangre de las personas. Las vinchucas son también conocidas como chinches asesinas, puesto que son el vector de transmisión del parásito responsable de la enfermedad de Chagas, que afecta a millones de personas y representa uno de los problemas de salud más importantes de América Latina. En ningún caso puede haber confusión con Z. renardii, que no va alimentarse de nuestra sangre ni tampoco va a transmitirnos ninguna patología.

Entonces, ¿por qué tanta alarma con estos insectos? Parece ser que se han reportado varios casos de picaduras dolorosas en personas atribuidas a esta especie. Sin embargo, como comenta Ángeles Vázquez, entomóloga de la Facultad de Biología de la Universidad Complutense de Madrid, estas picaduras son circunstanciales y excepcionales. Como ocurre con otras chinches de campo, Z. renardii puede introducirse en las casas en busca de refugio, huyendo del frío o el calor exteriores. Dentro de las viviendas, ante la ausencia de sus presas naturales, pueden picar a las personas que habiten en ellas. También podía tratarse de picaduras accidentales. Las picaduras pueden llegar a ser dolorosas e incluso provocar algún tipo de reacción alérgica. Pero, tal y como ocurre con las picaduras de otros insectos como las avispas o las abejas, los efectos dependerán de la sensibilidad de la persona picada. Ante una reacción alérgica severa, lo recomendable es acudir inmediatamente a un centro médico.

Aun con todo, debe quedar claro que Z. renardii no busca activamente a las personas para picarlas, no nos necesitan para vivir, por lo que no deberíamos seguir llamándolas chinches asesinas. En todo caso, y para evitar alarmismos innecesarios, podremos referirnos a ellas como chinches asesinas de insectos.