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Una manera diferente de combatir a una plaga invasora: comérsela

Comerse a una plaga invasora como técnica para controlarla

25 Marzo, 2024

Para combatir al fenómeno global de las especies exóticas, se emplean cada vez mayor cantidad de recursos que intentan evitar la llegada de estas plagas invasoras a nuevos territorios o, en el caso de estar ya establecidas, controlar sus poblaciones. En muchas ocasiones, los esfuerzos realizados parecen no ser eficaces para acabar con ellas. Las técnicas de control son amplias y variadas. En España, por ejemplo, se ha comenzado a emplear una forma un tanto peculiar y polémica, para controlar a un animal invasor, el conocido como cangrejo azul. Consiste en capturarlo para comérselo. Lo vemos a continuación.

El cangrejo azul americano o jaiba azul (Callinectes sapidus) es un crustáceo originario del continente americano. Se distribuye desde Nueva Escocia, en Canadá, hasta el norte de Argentina, incluyendo el Golfo de México. Su abundante presencia en áreas con un elevado tránsito marítimo ha provocado que se haya dispersado a diversas zonas de Europa, África y Asia. En su área de origen constituye un importante recurso pesquero, por lo que también ha sido introducido de manera deliberada en otras zonas para su explotación. En Europa fue detectado por primera vez a principios del siglo XX y en el Mediterráneo en 1951, al norte del Adriático. En la Península Ibérica la primera cita tuvo lugar en 1978, en el estuario del río Tajo y, posteriormente, en 2002, en la desembocadura del Guadalquivir. En esta última, tan solo tres años después, en 2005, ya se constató una población estable. En la costa española su primera referencia es de 2004, en la desembocadura del río Segura y en el Mar Menor. Desde entonces la especie se encuentra en clara fase de expansión por todo el litoral de nuestro país. Tal es así que, en 2017, en territorio español se capturaron 15 toneladas de este cangrejo invasor.

Como cualquier plaga invasora, afecta negativamente a los ecosistemas en los que se establece, incidiendo directamente en las poblaciones de especies autóctonas como el cangrejo verde (Carcinus aestuarii) o la almeja Ruditapes philippinarum. Este invasor destaca por ser un voraz depredador de náyades, las larvas de los moluscos bivalvos. De momento, no aparece recogido en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras. Sin embargo, existe un dictamen del Comité Científico de Flora y Fauna Silvestres (MITECO) del año 2019 que recomienda considerarlo una especie exótica invasora y su inclusión en el mencionado catálogo.

La ausencia de catalogación como especie invasora ha propiciado que se empiece a capturar al cangrejo azul para su explotación, comercialización y uso culinario en nuestro país. El animal ha llegado incluso a las cocinas de restaurantes con estrella Michelin, algunos de ellos regentados por chefs muy conocidos. Sobre su carne, ciertos cocineros afirman que “es similar al del cangrejo de toda la vida, con poca carne pero con la molla muy tierna y un sabor profundo y, a la vez, delicado; rica en vitamina B12”. Por este motivo, se ha visto en este uso una buena manera de controlar a sus poblaciones invasoras en nuestro país, evitando su expansión, además de suponer un significativo recurso económico para los pescadores españoles.

Sin embargo, algunos expertos alertan de que la comercialización y explotación del cangrejo azul podría tener un efecto contrario al deseado, es decir, consolidaría su establecimiento y propiciaría su expansión en lugar de controlar sus poblaciones. Incorporar al mercado una especie invasora ya presente en España, supone para algunos científicos una presión para mantener el recurso en nuestro país, la introducción en nuevos territorios donde hasta ahora está ausente para ampliar el mercado, propiciar que la especie entre a formar parte de la cultura gastronómica local o fomentar la introducción de especies invasoras como forma de obtención de beneficios económicos. Por todo ello, esta forma de manejo es muy cuestionable desde un punto de vista conservacionista. A todo esto se suma que el cangrejo azul es omnívoro y se alimenta de todo tipo de presas, desde bivalvos filtradores hasta restos de animales y vegetales, por lo que puede acumular en su organismo contaminantes, metales pesados, agentes patógenos y toxinas producidas por cianobacterias; lo que supone, en definitiva, un serio riesgo para la salud humana.

A tenor de lo expuesto, urge la clarificación del estatus del cangrejo azul como especie exótica invasora. Por otro lado, dada su actual comercialización y uso culinario, es necesaria la implantación de estrictos controles sanitarios sobre este producto.