Un hongo en los genitales de los mosquitos para frenar la malaria

18 Junio, 2020

Ahora que estamos en plena pandemia mundial por el coronavirus causante de la COVID-19, no debemos olvidar que existen otras muchas enfermedades zoonóticas, es decir aquellas que pueden transmitirse entre animales y seres humanos; que siguen causando miles de muertos todos los años. Aunque el mecanismo de infección nada tenga que ver con la del actual coronavirus, una de las más relevantes es la malaria o paludismo. Recordamos que esta patología está provocada por parásitos del Género Plasmodium, cuyo vector de transmisión son las hembras infestadas de mosquitos del Género Anopheles. La malaria, erradicada prácticamente del hemisferio norte, sigue causando anualmente más de 400.000 muertes, casi todas ellas en el continente africano. En las últimas décadas se han conseguido importantes avances para frenar esta enfermedad, reduciéndose significativamente el número de afectados que terminan falleciendo. Sin embargo, existen estimaciones que afirman que la crisis del coronavirus puede elevar la cifra de fallecidos hasta las 700.000 personas, unos niveles de mortalidad que no se alcanzaban desde hace 20 años. Por eso, resulta de vital importancia cualquier nuevo avance que se produzca en la lucha contra esta patología.

En este sentido, un grupo de investigadores ha descubierto, casi por casualidad, la existencia de un hongo microscópico en los ovarios de las hembras de mosquito, que bloquea y anula al parásito de la malaria. En realidad, entre el microorganismo y el parásito se establece una especie de competición por ocupar un mismo lugar en los genitales de la hembra de mosquito. Al parecer, es el hongo el que resulta vencedor de la misma. El descubrimiento lo recoge un artículo publicado recientemente en la revista Nature.

El nuevo aliado contra la malaria es un microsporidio (Clase Microsporidia), conjunto de hongos unicelulares, parásitos intracelulares estrictos de células animales, tanto de vertebrados como de invertebrados. Se caracterizan por la producción de esporas de resistencias y hay descritas unas 1.400 especies diferentes, algunas de ellas patógenas del ser humano.

Una vez descubierto este nuevo microorganismo, que puede vencer al parásito de la malaria, los investigadores se han centrado en diseñar la forma en la que pudiera diseminarse entre los mosquitos. Una de las opciones barajadas para su transmisión en las poblaciones de estos insectos, sería su implantación directa en los ovarios de las hembras de mosquito, algo que los científicos ven bastante complicado. Otra opción sería difundirlo mediante sus esporas, a través del agua en la que beben los mosquitos. También implica bastantes complicaciones, no sólo a la hora de crear esporas del micro-hongo en el laboratorio, sino también en cómo “dirigir” a los mosquitos para que vayan a beber a aquellos lugares donde se hayan depositado dichas esporas.

La estrategia que, hasta ahora, se ha considerado que tiene más posibilidades, es la liberación de machos infestados por el microsporidio; que a su vez lo contagiarían a las hembras, capaces también de transmitirlo a su descendencia. La técnica no es nueva y se ha probado con éxito en otro tipo de aplicaciones, como en la suelta de mosquitos infectados con la bacteria Wolbachia, en Australia, Brasil o Indonesia; con objeto de combatir la expansión del dengue, otra enfermedad transmitida también a las personas a través de la picadura de los mosquitos.

Los investigadores creen además que la liberación de machos de mosquito infectados con el microsporidio no levantaría tanta polémica como otras estrategias en las que se ha planteado la suelta al medio de insectos modificados genéticamente o transgénicos; puesto que el hongo microscópico está presente de manera natural en las poblaciones de mosquitos, por lo que el riesgo de la aplicación es muy bajo. Se trata pues, de un importante descubrimiento que puede permitir un nuevo avance frente a una enfermedad con una grave incidencia a nivel mundial; algo que, con todo lo que estamos viviendo, salvando las diferencias, ya no nos parece tan ajeno.