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Termitas con insecticida para combatir a la hormiga argentina

Control de hormiga argentina mediante el uso de termitas tratadas con insecticida

27 Junio, 2018

Existe un insecto que, a priori, no suele provocar tanta repulsión como las tan temidas cucarachas. Sin embargo, puede generar infestaciones, en ocasiones, más difíciles de solucionar. Nos referimos a las hormigas. La problemática de las plagas de hormigas reside en que, para que el tratamiento tenga éxito, es necesario erradicar el hormiguero al completo, reina y larvas incluidas. Eliminar únicamente a las obreras visibles no suele ser una solución definitiva. Unido a esta dificultad, se añade el hecho de que el efecto de algunos de los productos biocidas empleados para eliminar a toda la colonia, como geles o granulados, dependerá de la especie de hormiga a tratar o del momento del ciclo en el que ésta se encuentre.

Debido a todas estas complicaciones, además de la necesidad de dejar en manos de profesionales los tratamientos para eliminar hormigas, se hace necesaria la búsqueda de nuevas alternativas que nos ayuden a luchar contra las plagas de estos insectos. En este sentido, una investigación ha probado una nueva técnica, a caballo entre el control biológico y el control químico, basada en la costumbre de algunas especies de hormiga de capturar termitas para alimentar a sus larvas con proteínas. Un grupo de científicos de la Universidad de Purdue, en EEUU, se ha centrado en estudiar una innovadora forma para el control de la hormiga argentina (Linepithema humile). Ésta es una especie invasora a nivel mundial que, además de provocar graves problemas de plagas, está afectando a la biodiversidad de muchas regiones. El estudio consistió en ofrecer a varios grupos de estas hormigas, termitas de la especie Amitermes hastatus recubiertas de fipronil, un biocida de amplio espectro, y observar su efecto en las colonias. Los resultados de esta experiencia han sido muy prometedores.

En pruebas de laboratorio, los autores observaron que las hormigas argentinas capturaban y consumían sin problemas a las termitas tratadas con el insecticida. De esta forma, comprobaron que una única termita tratada con apenas 600 ng de producto era capaz de matar, al menos, a 500 hormigas en tan sólo 4 días. En pruebas de campo, realizadas en 6 parcelas experimentales de 100 m2 y con presencia de colonias de L. humile, la “aplicación” de estas termitas recubiertas con insecticida produjo un control bastante rápido de las colonias de la argentina en la zona tratada, obteniéndose una reducción del 98% en tan solo 21 días.

Los investigadores afirman que esta técnica, además de ser efectiva a tenor de los resultados obtenidos, tiene la ventaja de reducir muy significativamente la cantidad de biocida empleado, lo que evita riesgos para la salud y el medio ambiente. La cantidad de fipronil utilizado para tratar un terreno como el de los ensayos, de 100 m2 de superficie, es miles de veces inferior que si se hubiera realizado una pulverización líquida o si la aplicación hubiera sido en forma de granulado. Otro aspecto positivo de la técnica es que resuelve el problema de muchos geles y granulados insecticidas, cuyo atrayente para las hormigas es un componente azucarado. En ocasiones, éstos son rechazados o bien consumidos únicamente por las obreras, que pueden morir antes de llegar al interior del hormiguero. Como las termitas no pueden ser digeridas directamente por las obreras, éstas deben llevar obligatoriamente el alimento hasta las larvas, que lo consumen y lo pre-digieren, devolviendo parte del mismo a las obreras y transfiriéndolo también a la reina. Así se asegura el reparto del cebo por toda la colonia de hormigas argentinas.

Los investigadores recalcan que, debido a que las termitas tratadas mueren una hora después de someterlas al fipronil, la técnica de aplicación no puede consistir en la suelta incontrolada de las mismas en un edificio con una plaga de hormigas. Este método es más adecuado para controlar áreas grandes de terreno infestadas por las hormigas invasoras. A partir de aquí, los esfuerzos de los científicos se centran en investigar el uso de otros biocidas, así como su efecto sobre otras especies de hormigas y el empleo de diferentes insectos como cebo de control.